Las vacas son unos animales maravillosos: son curiosas, cariñosas y tienen un aparato digestivo muy peculiar. A pesar de la importancia que tienen las vacas en nuestro día a día, la mayoría de la población desconoce las peculiaridades de esta especie, así que allá van algunas curiosidades de las vacas que seguramente no conozcas:
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Las vacas son rumiantes, esto es, ¡rumian!, lo que quiere decir que digieren los alimentos en dos fases: primero los ingieren, y después realizan la rumia, que consiste en la regurgitación del material consumido.
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Otra característica peculiar que tienen las vacas por ser rumiantes es que tienen un estómago dividido en cuatro compartimentos: el rumen o panza; el retículo, redecilla o bonete; el omaso, libro o librillo; y el abomaso o cuajar. Este último es el considerado “estómago verdadero” mientras que el rumen, retículo y omaso son “pre-estómagos”.
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Este peculiar sistema digestivo de las vacas (y que comparten todos los rumiantes) hace que el proceso de digestión sea muy largo, por lo que en animales muy jóvenes se activa la conocida como gotera esofágica. Esta peculiaridad anatómica permite que la leche pase directamente del esófago al abomaso o estómago verdadero, ya que si la leche que maman las crías pasara por los preestómagos, esta se fermentaría. En situaciones de mucho estrés por sed, se ha observado también la activación de la gotera esofágica en animales adultos.
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Las vacas resultan fundamentales para la especie humana, ya que producen alrededor del 90% de la leche que se consume a nivel mundial.
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Y claro, para producir tanta leche, necesitan beber mucha agua… Una vaca puede consumir entre 26 y 110 litros de agua por día, según la tipología del animal y la fase productiva en la que se encuentre.
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En España hay 41 razas autóctonas de vacas, de las cuales, 32 se encuentran en peligro de extinción. Es el caso, por ejemplo, de la Raza Menorquina, que dio origen a uno de los quesos más singulares de nuestro país, el queso de Mahón; de la Raza Pasiega, con cuya leche se realizaron los primeros sobaos y quesadas pasiegas; o la Raza Murciano-Levantina, muy adaptada a las peculiaridades del ecosistema mediterráneo.
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La raza de vaca con más ejemplares del mundo es la Frisona o Holstein. Esta raza supone el 90% de las vacas del mundo y se reconoce fácilmente por su capa blanca y negra.
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Según datos de la Asociación Trashumancia y Naturaleza, cada vaca trashumante reparte cada día unas 50.000 semillas y 30 kg de estiércol a lo largo de unos 20 km de recorrido.
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El estiércol de las vacas no solo ayuda a fertilizar los campos y veredas que recorren, sino que sus heces son un combustible muy preciado en diferentes zonas del mundo, como Bolivia o Mongolia.
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Las vacas descienden del uro, uno de los mayores herbívoros de la Europa postglacial, y que fue domesticado por primera vez en La India hace entre 8 y 10 mil años
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El cebú es un tipo de vaca. Aunque durante mucho tiempo se consideró que el cebú era una especie independiente (Bos indicus), creyéndose que descendía del banteg (Bos javanicus) y del gaur (Bos gaurus), estudios recientes señalan que proviene de una subespecie del uro (Bos primigenius) que habitaba en La India, tratándose entonces de la misma especie que las vacas.
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La vaca más pesada del mundo pesa más de 1500 kg, se llama Handi, es vasca, de raza charolesa y tiene ocho años.
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Por contra, la vaca más longeva del mundo vivió 48 años y 9 meses, era irlandesa y vivió entre 1944 y 1993.
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En España hay unos 7 millones de vacas, siendo casi 835.000 de ellas vacas de leche en ordeño, y el resto vacas destinadas a la producción de carne.
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Las vacas solo tienen incisivos en la mandíbula inferior, aunque sí tienen molares en ambas mandíbulas. Por esta razón, necesitan ayudarse de la lengua para cortar el alimento, enrollando la hierba con la lengua para tirar de ella. Como consecuencia, las vacas no pueden alimentarse de pastos muy cortos.
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El embarazo de las vacas es similar en tiempo al de las humanas, pudiendo durar en condiciones normales entre 271 y 305 días, es decir entre 9 y 10 meses. Además, al igual que en las humanas, lo normal es que cada vaca tenga un ternero por parto, pudiendo en ocasiones dar a luz a gemelos o mellizos y muy raras veces, trillizos.
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A las vacas les llaman mucho la atención los objetos metálicos, además, a diferencia de otros rumiantes, las vacas no hacen uso de los labios para diferenciar la textura de los alimentos que ingieren. Sin duda se trata de una práctica muy peligrosa que puede llevarles a ingerir estos objetos (clavos, agujas, latas…). Éstos pasan al rumen (el primero de los preestómagos) y de ahí al retículo. Si el objeto metálico es punzante, puede perforarles el retículo y otras vísceras como el corazón. A esta enfermedad se le conoce como reticulopericarditis traumática.
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Las vacas cogieron mala fama en los años 90 debido a la Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB), popularmente conocida como Enfermedad de las Vacas Locas. ¿Sabías que la Enfermedad de las Vacas Locas se originó en Reino Unido al incluir en los piensos de estos animales (100% herbívoros) cerebros de ovejas con otra encefalopatía espongiforme conocida como Scrapie o Tembladera?
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El impacto de las vacas en el calentamiento global debido a la gran cantidad de metano que emiten a la atmósfera es otra cuestión que ha dado mala fama a estos animales. Sin embargo, según señalaba en una entrevista el investigador experto en cambio climático Agustín de Prado, “el metano que liberan las vacas tiene una vida muy corta (unos 12 años) y proviene del ciclo de carbono corto (del CO2 que ha absorbido el pasto por ejemplo por fotosínteis) a diferencia del CO2 que viene del uso de combustibles fósiles“. Del Prado señalaba en la misma entrevista que “a nivel estatal, en 2018 se estimó el consumo medio de carne de aproximadamente 52 kg por persona según datos del Ministerio. Calculando las emisiones asociadas a ese consumo de carne, esta huella equivaldría a las emisiones de viajar unos 4000 km en coche o aproximadamente un vuelo de ida y vuelta en avión Bilbao-Málaga. Además, estos valores serían los máximos y no los más probables, que serían más bajos, ya que normalmente la reducción en consumo de carne vendría generalmente acompañada de un incremento en el consumo de otros alimentos que también originan un cierto nivel de emisiones”. El investigador vasco también incidía en que no es igual el impacto en el calentamiento global de la ganadería extensiva que el de la industrial, ya que “la ganadería en extensivo tiene muchas oportunidades de utilizar el territorio y los pastizales para capturar netamente CO2 en el suelo o en plantas de tipo leñoso y así compensar emisiones con sumideros de carbono”.
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Las vacas son animales muy jerárquicos, característica que se hace patente sobre todo a la hora de comer, siendo las más mayores y las más corpulentas las primeras en alimentarse. Y son también muy protectoras, por lo que si ves una vaca con su ternera en el monte, ¡no te acerques!, míralas desde lejos y que no sienta que su cría corre peligro.