Hubo un tiempo en el que los paisajes rurales estaban salpicados de vacas, ovejas y cabras. Sin embargo, hoy cuanto más rural y aislada se encuentra una provincia, más aerogeneradores y placas eólicas se ven en sus campos, y menos animales, tampoco hay personas para cuidarlos… Los partidos políticos llenan sus discursos de palabras relacionadas con la vida en los pueblos, emprendimiento rural, conexiones… Pero la realidad es que la actividad que más población fija en el medio rural sigue siendo la agraria, y cada vez hay menos explotaciones ganaderas… Y al desaparecer las granjas, lo hacen también los habitantes del territorio.
Es una pena, pero en vez de apostar por pequeños proyectos familiares, las administraciones apoyan a las grandes industrias, guiándose por el credo del “ande o no ande caballo grande” en vez de favorecer la implantación de proyectos que siembran de vida el territorio. Porque lo que nadie cuenta es que las pequeñas granjas no solo generan empleo en la explotación ganadera, sino que impulsan también la economía de la zona: dando trabajo a las queserías que transforman la leche, a las carnicerías que venden la carne, a las casas rurales que reciben gente que acuden a esas tierras buscando ver vacas, ovejas y cabras… E incluso, muy indirectamente, para quien teletrabaja, ya que cuanta menos gente habita en un pueblo, peor calidad de internet. Y, repito, si desaparecen las pequeñas ganaderías, la gente se va.
Lo peor es que poca posibilidad parece haber de cambiar el rumbo y, si todo sigue igual, en pocos meses cerrará la última granja de vacas de leche de la provincia de Teruel. Lejos quedan ya aquellos días en los que los pueblos estaban vivos gracias a pequeñas granjas, también ha llovido mucho desde que el lechero dejaba una botella de leche fresca en la puerta de las casas. Ahora la leche sale de un brick de plástico, poco importa el proceso anterior hasta llegar al supermercado. La mayoría de la población se concentra en grandes urbes y el medio rural es ese lugar que les abastece de alimentos y energía.
Mientras los medios de comunicación hablan de cambio climático en cada noticia, se intenta impulsar la mayor explotación de vacuno lechero de Europa en Soria y se deja morir la última granja de vacas de leche en Teruel, que cuenta con 100 animales. En 30 años, esta provincia ha pasado de tener entre 30 y 40 granjas de vacuno lechero, a estar a punto de quedarse sin ninguna y de dejar sin leche a las dos queserías a las que abastece, una en Ejulve y otra en Caspe.
¿Qué harán en las ciudades el día que desaparezcan los pueblos? Supongo que en el Ministerio de Agricultura —situado junto a la estación de Atocha en Madrid, muy lejos de cualquier medio rural y de la falta de comunicaciones— alguien lo celebrará: cuantas menos granjas, menos faena.
Si tenéis curiosidad en conocer más acerca de esta granja y apoyarles, os invito a visitar su página web y/o su perfil de twitter: Apadrina una vaca TERUEL