Ayer pillé por sorpresa a un abejorro sumergido en las profundidades de la flor de la calabaza que tengo plantada en mi era. Me alegró verlo ahí, dándose un baño de polen y ayudándome, indirectamente, a que mi planta me dé de comer, porque eso es lo que hacen los abejorros: ir de flor en flor, mientras se ponen morados de polen, para transferirlo entre el estambre -órganos masculinos de la flor- hasta el estigma -órgano femenino de la flor-. Vamos, que le pillé inseminando a mi calabaza.
Y, según parece, el hallazgo es para alegrarse, pues un estudio publicado recientemente en la revista científica Global Change Biology y llevado a cabo por investigadores del Karlsruher Institut für Technologie (KIT) (Instituto Tecnológico de Karlsruhe) y del European Comission Joint Research Centre (JRC) (Centro Común de Investigación de la Comisión Europea) asegura que los abejorros están amenazados por los cambios en los usos del suelo y por el cambio climático.
No podemos olvidarnos de que la producción de alimentos depende en gran medida de los insectos polinizadores, como los abejorros. De hecho, la Comisión Europea valora la labor de estos polinizadores en Europa en varios miles de millones de euros. Sin embargo, tal y como señalan en el estudio antes mencionado, sus áreas de dispersión cambiarán como resultado del cambio climático.
El Dr. Reinhard Prestele, del Departamento de Investigación Ambiental Atmosférica del Instituto de Meteorología e Investigación del Clima (IMK-IFU) del Campus Alpino del KIT, situado en Garmisch-Partenkirchen (Alemania) quien ha dirigido la investigación, señala que “estudios anteriores revelaron que las poblaciones de más de la mitad de las especies de abejorros europeos están disminuyendo, pero las poblaciones de abejorros no solo están amenazadas por el clima, sino también por los cambios en los usos del suelo”.
Durante la investigación, los investigadores calcularon cuáles serían las potenciales dispersiones de 47 especies de abejorros europeos para los años 2050 y 2080 en siete escenarios basados en diferentes supuestos relacionados con el clima futuro y los cambios en los usos del suelo en Europa. Penelope Whitehorn, investigadora del IMK-IFU, destaca que compararon “las proyecciones para un clima constante y un uso dinámico de la tierra con proyecciones para el caso opuesto, los cambios climáticos resultaron tener el efecto total más fuerte y amenazar la existencia de muchas especies de abejorros. En algunos escenarios, sin embargo, algunas especies raras se ven afectadas por los cambios en los usos del suelo tan severamente como por el cambio climático. Aparte de la pérdida de su hábitat, también influye el uso excesivo de fertilizantes y pesticidas. En este sentido, otros estudios ya revelaron que las colonias crecen más lentamente y producen menos reinas”.
Aunque en el estudio también señalan que aún queda un rayo de esperanza para las especies de abejorros amenazadas, ya que una apuesta decidida por la protección climática combinada con una gestión inteligente de la tierra, como el aumento de la agricultura ecológica y las áreas protegidas de refugio para la especie, podría ayudar a estabilizar algunas especies incluso bajo unos cambios en el clima moderados. Pero también señalan que el desarrollo de las estrategias de protección correspondientes aún requiere investigación. Prestele recalca que “para obtener hallazgos concretos sobre lo que puede ayudar, todavía necesitamos mejores modelos de procesos ecológicos específicos, como el papel de los pequeños hábitats en las regiones agrícolas y los impactos precisos de los diferentes métodos de uso de la tierra en el ciclo de vida de las colonias de abejorros. Las simulaciones a largo plazo de los cambios de usos del suelo no solo permitirán derivar medidas de protección para los abejorros, nuestro enfoque también puede transferirse a otros importantes polinizadores silvestres, como abejas y avispas silvestres”.
Así que seguiré plantando calabazas libres de pesticidas con la esperanza de que los abejorros sigan polinizando mi huerto.