Desde hace ya casi un año, me rondaba por la cabeza la idea de hacer un blog que tratase temas relacionados con la ganadería sostenible, extensiva, ecológica… la agroecología y la soberanía alimentaria. Y por mi mente no hacían más que pasearse posibles temas (que según la disponibilidad de tiempo que tenga, se irán plasmando aquí con mayor o menor frecuencia) para publicar. El problema era que no se me ocurría ningún nombre. Buscaba un nombre que definiese, en una palabra, ese modelo de ganadería que vengo a defender. Hasta que hace poco, se encendió la bombilla. Curiosamente había estado siempre ahí: mallata.
Para quienes no lo sepáis, mallata significa en aragonés “majada” y es un lugar en medio del campo o de la montaña que sirve como refugio del ganado y de los pastores cuando les sobreviene el mal tiempo y también durante las noches que tienen que pasar en esas zonas durante el pastoreo o la trashumancia. La definición de Wikipedia añade que la mallata “se compone de una o varias casas pequeñas o chozas que sirven de cobertizo al ganado y acondicionadas como refugio para el pastor, rodeadas por una cerca, normalmente de piedra, que hace las veces de corral. Se suelen situar en zonas donde el agua, los pastos y el alimento son abundantes y los animales puedan estar suficientemente abastecidos”.
Buscando publicaciones que hablasen de las mallatas, me encontré con un artículo muy interesante de Enrique Satué y José Luis Acín Fanlo titulado Vida Pastoril en una mallata de Sobremonte, publicado en 1983 en Temas de antropología aragonesa, y que se puede consultar en este enlace (pincha aquí). En este artículo, sobre la descripción de mallata, y la diferencia entre ésta y el cubilar, aparece lo siguiente:
“Mallata y cubilar pueden parecer sinónimos, y sin embargo la diferenciación es clara: la primera hace alusión al lugar donde el ganado pasa la noche estival en la tasca alpina, compuesto por caseta pastoril y corral de pared de losa o enmarcación aproximada de bojes; el cubilar no es más que un prado generalmente insertado en un pinar, donde el ganado “hace tiempo” al subir o bajar de los puertos. Ambas palabras tienen correspondencia a los dos lados de la cordillera: “cubilar” entronca con el término gascón “couyala”. Mallata, que fue recogida en el área pirenaica de Bareges por Gerhard Rholfs con la acepción de “mallado”, proviene del latín “macula”, que hace alusión a la malla protectora que extenderían los pastores para proteger al rebaño de las alimañas.
El refugio pastoril de la “mallata” tiene un alto interés filogenético en cuanto nos señala lo que sería el primer estadio de la casa pirenaica (refugio-borda-casa).
Merece la pena resaltar que la evolución estructural de estos refugios no está en relación directa con la riqueza de la comunidad pastoril que las animó, sino más bien se relaciona con su ubicación geográfica: empleo de materiales, etc. Así, en la misma época, los pastores de Ansó se refugiaban en los extraplomos de Estanés o Aguas Tuertas, mientras que las comunidades más humildes de Sobremonte o Sobrepuerto construían minibordas aisladas en la tasca o porque el medio no le daba otro amparo, generando una solución arquitectónica más innovadora.
Esto nos habla en parte del constante carácter marginal de lo pastoril, aún en las comunidades más ricas, donde el pastor siguió sumido hasta la aparición de la industrialización en un arcaísmo inamovible, basado por otra parte en la fuerte jerarquización de la institución de la casa.”
Por otro lado, la palabra majada, en castellano, también hace referencia al majadeo o redileo, que consiste en en hacer dormir al ganado durante una sola noche en una parcela acotada por una red o cualquier otro recurso fácil de transportar. A la noche siguiente se mueve el cercado hacia otra parcela contigua, y así sucesivamente hasta conseguir que el ganado haya dormido en toda la superficie de la majada, consiguiendo de esta manera fertilizar el terreno y estimular la producción de humus, además de enriquecer su composición en plantas de alta productividad, como son las leguminosas.
Sin embargo, el término aragonés, mallata, no acoge este último significado. Y lo más similar al majadeo sería “femar campos con cletaus“.
Y con esta introducción al blog, y a las mallatas, uno de los símbolos de la ganadería sostenible y extensiva en la Península Ibérica, de las que seguiré hablando próximamente, me despido por hoy.
No podrías haber encontrado un nombre mejor para tu blog 🙂 me ha gustado mucho la idea! Mucha suerte con el proyecto!
Hola!
Bonito tema y bonito diseño el de este blog! Pues yo estaba liado. Pensaba que cubilar incluía también algún edificio, pero no tenía que ver nada con “estar de paso”. Entonces, una pregunta que parece rara, ¿un aborral también se incluye en “cubilar”?
Por cierto, y aunque estemos lejos, el otro día me dijeron que en Andalucía la versión del cletau de bojes es con chumberas, así de paso aprovechaban los higos.
Y en la sierra norte de Cáceres hay otra vivienda pastoril que igual te gusta echarle un vistazo: http://holartica.blogspot.com.es/2014/10/de-la-vida-pastoril-en-el-valle-de.html
Saludos y ánimo con la idea!
Hola Holártica!
Muchas gracias por comentar y por compartir tu blog, me ha gustado mucho.
Respecto al aborral, en la web de Toponimia Oficial de Navarra (http://toponimianavarra.tracasa.es/ficha.aspx?lang=cas&id=31497), aparecen las siguientes definiciones: Un aborral es un terreno de hierbas para el ganado donde éste pace provisionalmente/espacio de tiempo en que al ganado trashumante que baja de la montaña se le detiene a pastar en zona más baja, antes de llevarlo a la Ribera, con el fin de que no le sea tan violento y peligroso el cambio de clima y de pasto/ Paraje fresco para las borregas/ Monte de mediana elevación.
Qué interesante lo de las chumberas! Es increíble como discurren los pastores. En Cáceres me contaron que, antiguamente, los rebaños de ovejas salían a pastar junto con las gallinas, para que éstas se comieran las larvas de oestrus, evitando así que parasitasen a las ovejas.
Muy curioso lo de los chozos, su historia y arquitectura.
Seguimos leyéndonos 😉
Un abrazo!
Mi padre un pastor en su juventud de la provincia de Huesca, siempre se ha referido al hecho de pasar la noche en cletaus o en mallatas. El verbo sería AMALLATAR.
Me encanta el blocg, güen treballo.
Gracias José Miguel 🙂